Vive tu vida como si subieras una montaña. De vez en cuando mira la cumbre, pero más importante es admirar las cosas bellas del camino. Sube despacio, firme, y disfruta cada momento. Las vistas desde la cima serán el regalo perfecto tras el viaje.
Con esta reflexión me preparo para subir una montaña, que por su cercanía en el espacio y en el tiempo, ya me urge subir, le dicen cerro de la silla y esta ahí, cerquita cerquita.
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